En la tarea de los pozos, tuvimos un momento de diversión y trabajo, pues al rellenar el pozo teníamos que lanzar piedras, y asegurarnos que este quedará firme para que el ganado pudiera caminar por el lugar. Al ser las seis de la tarde, nos preparábamos para tener la cena juntos y, luego, disponíamos del tiempo de la noche para tener momentos comunitarios, en los que disfrutábamos de una partida de parqués y donde apreciábamos lo más sencillo como el compartir de un juego de mesa. De igual modo, esa misma noche llegamos a acuerdos y flexibilizamos el horario de nuestra experiencia. Fue así como llegamos al acuerdo de hacer la oración comunitaria en la noche y de encontrarnos a las siete y media de la mañana en el desayuno, ya que las señoras contaban con un horario que decidimos respetar. Del mismo modo, acordamos tener en cuenta el tiempo de los trabajadores para realizar cualquier tipo de actividad.