Lenguas Nativas

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Para ellos cada día era diferente del anterior
y llevaban sus experiencias al paroxismo
sin importarles su costo.

Marvel Moreno
El tiempo de las amazonas

28 de febrero de 2022 Ayer había acordado que esta semana tendría que encontrar una persona que me enseñara Ticuna. Ya hace mucho tiempo tenía en mente aprender una lengua indígena y había seleccionado esa porque hay presencia Ticuna en Brasil, Perú y Colombia y son mayoría con respecto a otros pueblos semejantes. Una de las lecturas de la licenciatura en etnoeducación ponía en evidencia, sin embargo, que las lenguas mayoritarias han venido poniendo en riesgo a las menos habladas.

Antes de salir de casa, en Tabatinga, pensé que estando en Leticia en mi travesía en busca de internet podría preguntar a algunas personas quién podría enseñarme Ticuna. En la UNAD hay internet, pero infelizmente un par de minutos después empieza a llover tímidamente y se cae la señal. Llega la profesora Nilda y aprovecho para comentarle mi interés. Ella es de origen Ticuna pero no conoce la lengua. Me dice que debo ir hasta Macedonia, a dos horas en lancha rápida, donde hay profesores bilingües. Es una opción complicada por la distancia, el tiempo y los costos. Podría intentar con las comunidades que quedan por la vía a Tarapacá, pero me dice que son recelosos y no enseñan la lengua a un recién llegado. Debo ir poco a poco, acercándome a alguno hasta que haya la confianza para que cedan a mi interés. Pienso que esa absurda posición va contra la realidad de desaparición de las lenguas nativas y recuerdo a las mujeres indígenas del conversatorio de la semana anterior quienes se quejaban que los blancos vamos a robarles sus conocimientos para ganar títulos y a ellos, que nos enseñan y saben más que nosotros, no les otorgamos el mismo título académico que obtenemos.

Dado que perderé el tiempo en la universidad, decido irme al SENA, cerca del aeropuerto, donde últimamente he encontrado señal. Esta vez cuento con mala suerte pues la señal disponible para los visitantes es pobrísima, tal vez por la lluvia. De salida me topo con un empleado de la cafetería y lo interrogo en torno a mi búsqueda, me indica que en la casa de la cultura hay cursos gratuitos. Sus indicaciones son confusas, él mismo dice al final que no sabe muy bien y me manda a preguntar a un celador. El celador me manda donde Juan Carlos, profesor de lenguas: la persona indicada. Lo encuentro solo en el salón de clases y me indica que en el Centro de idiomas y lenguas nativas dan normalmente cursos gratuitos, de hecho el año pasado ofrecieron uno de Bora. Me da el contacto de Rocío, encargada del Centro de idiomas y también las indicaciones para llegar allá. En mi cabeza sé donde es el lugar pero creo que me está dando mal las indicaciones. Me quedo con el lugar que tengo en mente. Le pregunto si hay curso de Ticuna pero él no sabe al respecto. Sin embargo, menciona que también en la Universidad Nacional dan cursos de lenguas nativas, aunque todavía no ha salido la oferta.

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Al salir del SENA, viendo que se acerca la hora de ir al gimnasio y que he perdido la tarde buscando infructuosamente internet, me digo que antes de ir al Centro de idiomas, cerca del gimnasio, puedo pasar por la Nacional. Allí me atiende un celador, de quien esperaba que me recondujera hacia una oficina o a una persona. Me sorprendo con la información más o menos detallada que me da sobre el curso que busco, señalando que es el IMANI el que ofrece esos cursos en modalidad de extensión. Antes de salir del campus busco en mi celular el sitio web del IMANI (Instituto Amazónico de Investigaciones) y descubro que además de tener señal y datos, no hay información sobre lo que estoy tratando de hallar.

Por fin decido que antes de ir al gimnasio para cumplir con mi rutina, pasaré al Centro de idiomas. Voy en medio de las calles llenas de huecos que se pierden en los charcos de la lluvia reciente, culpable de la ausencia de internet decente en la capital del Amazonas. Giro por la calle que me indicó el profesor (y también el joven de la cafetería, hasta ahora entiendo lo que quería decir) pero me voy por la vía que tengo en mente. Evidentemente no era por ahí. Debo dar más vueltas para volver sobre la vía indicada por los que sí conocen la ciudad. Justo después del hotel Madreselva, como prometido, está el Centro de idiomas.

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