Escuelas de Liderazgo y Participación – Ciudadanos habitantes de calle o en riesgo de estarlo

Una canción que acostumbramos a cantar con los jóvenes del Movimiento Indivisa Manent y que dice: “Nuevas hojas de la vid, herederos de un sueño sin fin, un legado que De La Salle comenzó. Nuestra fe culminará, Nuestras obras de frutos serán, del amor que brillará en nuestra unión con Jesús”, siempre me ha parecido impactante y significativa, especialmente cuando se unen la pasión y energía con que entonan este coro. No es lo mismo escuchar la canción, que cantar la canción, y por supuesto que no es lo mismo leer atentamente la letra de la canción.

Llevo muchos años haciendo parte de encuentros con jovenes, maestros y Hermanos, y quizá uno de los momentos más significativos que tienen en común muchas de estas experiencias son cuando se entona esta canción. Siempre me ha parecido una letra cargada de sueños, ilusiones, pero sobretodo de retos pastorales muy fuertes que se llegan a convertir en una dosis muy fuerte de celo ardiente para comprometerse con el anuncio de la Buena Nueva en los diferentes contextos donde se tiene la oportunidad de servir, procurando hacer obras que den frutos, dar continuidad al legado lasallista, unirse estrechamente a Jesús.

En febrero de 2023 cuando, junto al equipo de Casa Pastoral del Distrito Lasallista de Bogotá, hacíamos síntesis del encuentro vivido con los integrantes del Nodo de Pastoral, nos llamaba la atención la manera en la que por unanimidad se tomaba la decisión de reactivar o fortalecer por lo menos un Centro de Proyección Social de cada Obra Educativa, con el deseo de fortalecer el Servicio Apostólico Lasallista, pero de manera especial materializando el sueño del 46º Capítulo General sintetizado en el Proyecto Levadura.

En ese diálogo, teníamos claro que como equipo debíamos comprometernos junto a las iniciativas de las diferentes Obras y hacer de las dinámicas de la oficina una posibilidad para crecer pastoralmente y vincularnos como lo dice este proyecto “iniciar cuanto antes el espíritu del Proyecto Levadura, sin esperar a los planes comunitarios o institucionales, por ejemplo, acercándose a una persona sin hogar y conociéndola por su nombre; un simple gesto de amabilidad con un miembro de la comunidad que pueda sentirse marginado; abriendo una charla casual con una persona en la escuela que pueda sentirse no escuchada”.

No pasó mucho tiempo para que nos encontráramos con egresados lasallistas que hoy se encuentran vinculados laboralmente a la Secretaría Distrital de Integración Social de Bogotá, creando condiciones, programas y experiencias que contribuyen a la atención y resignificación del fenómeno de habitabilidad de calle de la ciudad. ¡Que buena oportunidad!

Sin perder de vista la motivación que nos da aquella canción de hacer de nuestras obras, frutos abundantes, expresamos nuestro deseo de aportar a esta población y nos pusimos en actitud de apertura para dar de lo que somos, lo que tenemos y desde lo que hacemos. Así empezó nuestra vinculación a las Escuelas de Liderazgo y Participación Ciudadana, un espacio de formación y acompañamiento para los ciudadanos y ciudadanas que han iniciado un proceso de recuperación para retomar experiencias de vida lejos de la calle. Poco a poco y sin darnos cuenta nació esta comunidad Levadura en la que hemos reforzado significativamente el componente espiritual y de interioridad en la vida de estas personas.

Hasta la fecha, hemos vivido más de 15 escuelas con diferentes grupos de ciudadanos y hemos sabido anclar esta experiencia con otras que se convierten en apoyo y revitalización de la misma, por ejemplo la Escuela de Líderes Políticos POLITEIA, en la que jóvenes lasallistas de diferentes ciudades del país tienen la posibilidad de compartir con los ciudadanos y recibir en un espacio recreativo un tiempo de enseñanza desde la propia vida, apertura de proyectos para el voluntariado VOLAR y espacios de formación permanente para los jóvenes y maestros vinculados al Movimiento Indivisa Manent.

Ya son dos años los que vamos a completar haciendo camino con otras personas llenas de amor por los que más lo necesitan, dos años haciendo vida el propyecto Levadura, dos años descubriendo que en definitiva somos muchos los que hacemos parte de esas “nuevas hojas de la vid, herederos de un sueño sin fin”, comprendiendo que el “legado que De La Salle comenzó” está más vivo que nunca y que día a día Jesús se manifiesta a través de rostros sencillos, humanos y llenos de amos para sentirnos unidos a él.

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