Cuando alguien necesita ayuda, y tú extiendes tu mano, no pienses en lo que das, pues lo que das vuelve en silencio, como un eco de amor en el viento. Entonces, da sin medida, ayuda sin duda, abraza el cansancio del otro como si fuera el tuyo, y descubrirás que en ese acto tu alma se hace plena.
Walt Whitman
Decidí iniciar este proyecto en el hogar de paso día-noche Bakatá, donde se atiende a la población en situación de calle o en riesgo de estarlo. En este lugar, se llevó a cabo uno de los proyectos de Volar (Voluntariado Lasallista en Región) llamado “Ostras Cuecen Vítreas Rocas,” que aborda el arte de la transformación desde el cuidado y la protección de los animales.
Al inicio, las cosas no salieron como se habían planeado, como suele suceder cuando intentamos controlar cada detalle. Sin embargo, fue en lo inesperado donde surgieron las oportunidades para construir algo verdaderamente mágico. Uno de los pilares de este proyecto era trabajar con las mascotas de los beneficiarios del hogar de paso Bakatá, pero en el momento en que comenzamos, el refugio de animales que había en este lugar estaba en remodelación, lo que significaba que no había animales. Esto me generó frustración y la sensación de que el proyecto no podría llevarse a cabo, pero fue allí donde entendí que son muy pocas las cosas que salen como lo planeamos así que logre replantearme gran parte del proyecto, decidí entonces escuchar y recopilar experiencias de vida para vincularlas con la educación en el cuidado y protección de los animales.
El teatro, que al principio solo era una actividad complementaria, terminó siendo el corazón del proyecto. Permitió romper estigmas tanto para mí como para los participantes; me ayudó a comprender la realidad de las personas en situación de calle, y para ellos fue una herramienta que les permitió cuestionar sus creencias sobre mí.
A lo largo del proyecto, se realizaron actividades como la resolución de conflictos a través del teatro, primeros auxilios en animales y humanos, y se abordaron temas como el consumo de drogas y su uso terapéutico en animales de compañía, entre otros. Buscamos combinar la medicina (tanto humana como veterinaria) con el arte.
Con “Ostras Cuecen Vítreas Rocas,” logramos una mayor sensibilización sobre el cuidado y protección de los animales. Creamos un espacio seguro donde todos pudimos construir y aprender, dejando de lado roles, normas y estigmas impuestos por la sociedad. Como resultado, también se generó una reflexión crítica sobre cómo ha venido funcionando el mundo en las últimas décadas y tanto yo como mi familia pudimos dejar los prejuicios que teníamos sobre los habitantes de calle a un lado.