23 May
“Fue emocionante ver cómo los niños descubrían sus dones y los compartían con los demás. Creó un ambiente de comunidad y gratitud”
– Una de las madres participantes
El pasado fin de semana, el Liceo Hermano Miguel La Salle celebró un vibrante encuentro de Pentecostés, reuniendo a niños, padres de familia y jóvenes en una experiencia pastoral enriquecedora y llena de alegría.
El evento comenzó el sábado por la mañana con una Feria de los Dones, donde los niños junto con sus familias exploraron y compartieron los talentos y habilidades que Dios les ha regalado. Desde la creatividad en el arte hasta sus destrezas en el juego cada don fue celebrado y apreciado. “Fue emocionante ver cómo los niños descubrían sus dones y los compartían con los demás. Creó un ambiente de comunidad y gratitud”, compartió una de las madres participantes.
La Feria de los Dones dio paso a una conmovedora sesión de alabanzas, donde niños y adultos se unieron en canciones de adoración y gratitud. “Ver a los más pequeños cantar con tanto entusiasmo y devoción fue realmente inspirador. Sentimos la presencia del Espíritu Santo entre nosotros”, expresó un padre de familia.
La jornada continuó con una Eucaristía pedagógica especialmente diseñada para los jóvenes. Se hizo especial énfasis en el momento penitencial con un acto de perdón y reconciliación a través del arte con la creación de una cruz de papel. Posteriormente, se realizó un acto simbólico en donde se representó el texto bíblico de Pentecostés y luego hubo un espacio didáctico en donde varios asesores explicaron los dones del Espíritu Santo y su relevancia en la vida de los jóvenes. Utilizando ejemplos contemporáneos y lenguaje accesible, los asesores lograron captar la atención de los jóvenes y transmitirles un mensaje profundo y transformador.
En palabras de una joven pastoralista:
"Fue genial entender cómo los dones del Espíritu Santo pueden aplicarse en nuestra vida diaria. Me siento más preparado para enfrentar los desafíos con la ayuda de Dios"
El encuentro
culminó con una renovación del compromiso de todos los presentes de vivir en
comunión con el Espíritu Santo y de compartir sus dones con el mundo. El
encuentro de Pentecostés dejó una impresión duradera en los corazones de todos
los participantes, fortaleciendo su fe y su vínculo con Dios y entre ellos
mismos.
